tag:blogger.com,1999:blog-50292763110793116822024-03-12T18:40:03.089-07:00intervalos y fragmentosIdeas, anécdotas, reflexiones, historias, fotografías para compartir.silvielenahttp://www.blogger.com/profile/08263864604520523822noreply@blogger.comBlogger15125tag:blogger.com,1999:blog-5029276311079311682.post-81699594212557857722011-12-31T13:15:00.000-08:002011-12-31T13:15:15.570-08:0011 y 12<div class="MsoNormal"><span style="font-family: Arial, sans-serif;">Hace un año estaba en Brighton, celebrando Año Nuevo con Doc, mi roommate española y su novio en el Hobgoblin, un pub visitado prácticamente por jóvenes universitarios cuyo propósito, al parecer, era emborracharse lo más rápido posible. Estábamos en una mesa de afuera, hacía un frío terrible y teníamos poco tema de conversación con los españoles. Eso sí, llevábamos nuestras 12 uvas en bolsas ziplock para </span><span style="font-family: Arial, sans-serif;"> </span><span style="font-family: Arial, sans-serif;">comérnoslas cuando diera la medianoche y así guardar la tradición hispanoamericana. </span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: Arial, sans-serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: Arial, sans-serif;">Si se preguntan cómo empezó el 2011 para mí, fue viendo vomitar a una joven inglesa en el Hobgoblin, misma que se desmayó y terminó auxiliada por paramédicos mientras sus amigos seguían en la fiesta. </span><span style="font-family: Arial, sans-serif;">La desagradable escena poco tenía que ver con las expectativas sobre el 2011, que por primera vez comenzaba para mí en otro país, lejos de la familia, pero cerca de la persona que más quiero en el mundo. En realidad venía un gran año por delante: terminar las clases de la maestría, pasar exámenes, acabar la tesis, recibir a amigos y familia en Inglaterra, viajar por Europa, regresar a México, reincorporarse al trabajo, buscar una nueva casa en el DF… En ese momento parecía un año maratónico, interminable, saturado de retos, pero al mismo tiempo muy emocionante.</span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: Arial, sans-serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: Arial, sans-serif;">Y sí, 2011 me emocionó mucho. Luego de cinco años de relación, Doc y yo por fin vivimos juntos, viajamos a todos lados, desde Croacia hasta Finlandia, fuimos a Londres cuantas veces quisimos, hicimos unos cuantos nuevos amigos, nos graduamos con mérito y regresamos a nuestro México, donde hace una semana cumplimos con nuestro propósito de vivir juntos acá también, ahora en la Colonia Roma. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: Arial, sans-serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: Arial, sans-serif;">2011 fue también un año reflexivo. Desde lejos Doc y yo nos planteábamos una y mil veces qué hacer para mejorar la situación espantosa por la que está pasando el país, un país al que nunca vimos la posibilidad de abandonar, y que desde que nos fuimos hasta que nos regresábamos manifestamos nuestra disposición de regresar. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: Arial, sans-serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: Arial, sans-serif;">Reflexionamos sobre el periodismo, sobre nosotros, reafirmamos que no buscamos una vida glamourosa y llena de lujos, pero sí muy digna y muy coherente, sana, haciendo el bien, conociendo y aprendiendo de toda la gente.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: Arial, sans-serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: Arial, sans-serif;">2012 pinta diferente. La elección nos tiene a muchos algo desanimados, la violencia extrema desconcierta, la situación económica no será muy favorable, y para colmo, tenemos una profecía apocalíptica. Eso contrasta, en lo personal, con lo emocionante que será vivir en la Colonia Roma, presenciar la boda de unos excelentes amigos, tener a mi hermana en México todo el año y uno de los años más intensos de trabajo. En fin, cada quien tendrá sus contrastes, yo sólo e</span><span style="font-family: Arial, sans-serif;">spero que el saldo de 2012 sea positivo para todos. </span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: Arial, sans-serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: Arial, sans-serif;">Mientras tanto les adelanto que todo parece indicar que los primeros minutos de 2012 estaré en Lomas Verdes, y lo primero que veré será a algún familiar cantando en el karaoke una canción de Selena disfrazado de <i>cowboy</i> o de <i>Darth Vader</i>... Feliz inicio de año.</span></div><div class="MsoNormal"><br />
</div>silvielenahttp://www.blogger.com/profile/08263864604520523822noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5029276311079311682.post-87312743866065626072011-06-24T06:26:00.000-07:002011-06-24T06:26:07.943-07:00Conociendo Stonehenge<div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, serif;">Decidimos conocer Stonehenge durante el solsticio de verano, la madrugada del 21 de junio, el día que más gente visita el sitio arqueológico. Íbamos Doc y yo, nuestros amigos mexicanos Michelle y Toño, nuestra amiga francesa Fanny y su novia polaca Olga. El plan era el siguiente: Fanny iba a rentar un coche el lunes por la tarde, saldríamos como a las 6:30pm de Brighton y llegaríamos a Stonehenge por ahí de las 9. Pensábamos comprar una tienda de campaña, pero nos enteramos que no se podía acampar, ni siquiera llevar sleeping bags.</span><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> Así que l</span></span><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, serif;">o único que llevamos fue suficiente ropa para aguantar el frío, comida (básicamente carnes frías, pan y papas) y bebidas (cerveza, vino y agua).</span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Georgia","serif";"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Georgia","serif";">Empezaba a llover cuando dejamos Brighton. Aunque todos habíamos visto diferentes pronósticos del clima que apuntaban a que esa noche no se vería otra cosa más que nubes, guardábamos la esperanza de que al menos al amanecer, a eso de las 4:50am, se podrían ver los rayos del sol. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Georgia","serif";"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Georgia","serif";">Llegamos a Stonehenge pasadas las 9 de la noche. Policías con chalecos color amarillo fosforescente nos señalaron dónde podíamos estacionar el carro, a un kilómetro de las místicas piedras. Había varios vehículos ya estacionados. El carro vecino lo abordaban adolescentes británicos que a pesar de la lluvia, escuchaban música a alto volumen y bebían cerveza fuera del auto. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Georgia","serif";"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Georgia","serif";">Salvo en el solsticio de verano, las piedras monolíticas de Stonehenge permanecen cercadas por una malla metálica, para evitar que los turistas las dañen.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Pero durante el solsticio esa cerca se quita, y los turistas pueden tocar las piedras. Con esa motivación caminamos el kilómetro que nos separaba de las piedras que a la distancia se veían iluminadas por varias luces. Conforme nos acercábamos comenzamos a escuchar tamborazos y gritos de júbilo de la gente que ya estaba en el lugar. También empezamos a ver gente de todas edades disfrazada, con túnicas blancas y bastones, un atuendo cuyo significado nunca pudimos descifrar. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Georgia","serif";"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Georgia","serif";">Para llegar a las piedras se tenían que pasar por dos filtros de policías, uno a la salida del estacionamiento y el otro a la entrada de las piedras. Entre otras indicaciones, los letreros decían que sólo se permitía introducir “personal amounts of alcohol” al lugar, lo que sea que eso signifique. La verdad es que se podía introducir todo el alcohol que se quisiera, y tal es así que a las 10pm ya había personas cayéndose por haber ingerido personal amounts of alcohol. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Georgia","serif";"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Georgia","serif";">Entre un mar de gente, ya de noche, sobresalían las piedras de Stonehenge. El sitio no es grande pero sí impresionante, supongo que porque siempre he visto imágenes de Stonehenge y supe que alguna vez tendría que estar ahí. Cuando entramos al círculo que forman las piedras nos llevamos una sorpresa, hasta cierto punto desagradable. Había gente que había llegado muy temprano y que por eso, había “apartado” su piedra para pasar la noche. Varios grupos de gente estaban sentados sobre cobijas o manteles recargados en las piedras, espacio del que bajo ninguna circunstancia se moverían en toda la noche. El interior del círculo parecía más un antro que un sitio arqueológico: gente bebiendo por todos lados, basura tirada, gente recargada en sus piedras, tambores, gente disfrazada… “A Little too much”, dijo Fanny. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Georgia","serif";"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Georgia","serif";">Si ése era el escenario a las 10pm, podrán imaginarse el de las 4:30 de la mañana. Nosotros regresamos al coche, tomamos nuestros víveres y algo de alcohol, no mucho, porque los baños eran móviles y no estaban muy limpios, por lo que al menos yo decidí evitar las varias idas al baño. Llovió un rato, nos metimos al coche y esperamos a que dieran las 4am para regresar al sitio. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Georgia","serif";"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Georgia","serif";">Cuando dio la hora, volvimos a caminar el kilómetro hacia las piedras. El cielo estaba totalmente nublado, pero seguíamos con la esperanza de que las nubes dejaran pasar los rayos del sol. Llegamos a las piedras y ahí seguía la misma gente pero más despeinada, más borracha, más cansada. Había gente cayéndose de lo tomada que estaba, nos tocó ver gente que vomitaba o vómito en el pasto, personas profundamente dormidas, basura por todos lados. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Georgia","serif";"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Georgia","serif";">Nos colocamos fuera del círculo de piedras, justo donde estaban las cámaras de Reuters y AP, porque ellos sabían desde dónde se verían mejor los rayos del sol. El camarógrafo de AP fue el primer realista al decirle a sus compañeros que no se vería nada. Y así fue, dieron las 5am y el día clareó, pero no se veía el sol por ningún lado. El escenario: Stonehenge a las 5am, sin un sólo rayo de sol, entre un mar de gente enfiestada y sin dormir, muy diferente a como lo pintan en las fotografías. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://1.bp.blogspot.com/-6bzxjVSirfk/TgSNwVvjkxI/AAAAAAAAAEY/9a48NGsQrJw/s1600/DSC03648.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="http://1.bp.blogspot.com/-6bzxjVSirfk/TgSNwVvjkxI/AAAAAAAAAEY/9a48NGsQrJw/s320/DSC03648.JPG" width="320" /></a></div><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://3.bp.blogspot.com/-O4yPqBNnaV0/TgSN7gmCjRI/AAAAAAAAAEc/zoCJA_O4d3k/s1600/DSC03682.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="http://3.bp.blogspot.com/-O4yPqBNnaV0/TgSN7gmCjRI/AAAAAAAAAEc/zoCJA_O4d3k/s320/DSC03682.JPG" width="320" /></a></div><div class="MsoNormal"><br />
</div>silvielenahttp://www.blogger.com/profile/08263864604520523822noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5029276311079311682.post-35324887988772793212011-05-28T08:38:00.000-07:002011-05-28T09:43:39.610-07:00Croacia y las tías¿Quién no se ha quedado alguna vez en casa de una tía? A lo mejor tienes una entrevista de trabajo en otra ciudad, donde casualmente vive una tía, o has decidido irte de vacaciones a algún sitio y para ahorrar dinero, prefieres quedarte en casa de tu tía, ésa que nunca vez pero que siempre te ha ofrecido su casa. En estas circunstancias, tu tía te deja la cama recién tendida y el cuarto aseado, te dice dónde puedes encontrar más cobijas o toallas y te da alguna otra indicación necesaria para la -generalmente corta- estancia: cómo se abre la puerta de la casa, cómo funciona la regadera, dónde está el supermercado más cercano, en qué teléfono se le encuentra si hubiera algún problema. Entonces te instalas en la habitación, te sientas en la cama y empiezas a escanear el cuarto de arriba abajo. Los objetos a tu alrededor, esas estatuillas religiosas sobre la cómoda, los juguetes con los que alguna vez jugaron tus primos, las lámparas sobre burós, los cuadros que cuelgan en las paredes, los viejos libros, muy probablemente no serán de tu agrado, pero considerando la hospitalidad de tu tía, es una regla no escrita mostrar tu desagrado. Será mejor decirle lo mucho que te gusta su casa y lo agradecido que estás porque te hospede. <br />
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<b>Diana </b><br />
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<div style="text-align: right;"></div>Estar en Croacia fue como quedarse en casa de una tía, o más bien, de tres tías que cobraban una cantidad bastante accesible por el hospedaje: Diana en Split, Lydia en Supetar y Sloba en Dubrovnik. La guía sobre Croacia advertía que en la zona de Dalmacia había pocos hoteles y que lo común era hospedarse en departamentos. Éramos tres los viajeros: Doc, Toño y yo. Cuando llegamos a Split, la segunda ciudad más grande de Croacia después de Zagreb, la señora de la oficina de turismo nos consiguió un departamento a 10 minutos caminando. El departamento estaba en un segundo piso de un edificio cualquiera, desde afuera no se podía decir que hospedaba turistas. Nos recibió Diana, quien nos dijo que la recámara estaría lista en 5 minutos. En ese momento nos dimos cuenta que en realidad no se rentaba un departamento completo, sino una habitación del departamento en el que vivían Diana, su esposo y su bebé. Diana apenas nos dirigió la palabra. Nos dio las indicaciones que daría una tía que lo hospeda a uno en su casa, y se retiró a la cocina, donde daba de comer a su bebé.<br />
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://1.bp.blogspot.com/-HN16kw1LVsY/TeD8DucdCdI/AAAAAAAAAEI/9JzKa5UhxWU/s1600/228086_10150181200401076_673666075_7461415_14777_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="240" src="http://1.bp.blogspot.com/-HN16kw1LVsY/TeD8DucdCdI/AAAAAAAAAEI/9JzKa5UhxWU/s320/228086_10150181200401076_673666075_7461415_14777_n.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Split</td></tr>
</tbody></table><br />
La cama matrimonial del cuarto hacía juego con el clóset, los burós y la cómoda: color negro, con detalles en un anaranjado rojizo y algunos bordes dorados. Calculamos que era una habitación comprada en la década de los 70's, cuando Croacia no era Croacia sino Yugoslavia en plena era comunista. Sobre la cama colgaba un cuadro de un bebé pelirrojo llorando, que en lugar de transmitir paz nos horrorizaba, más aún porque sobre la pintura colgaba un ramo de hojas secas coronando al niño, alguna especie de rito religioso. Sobre la cómoda descansaba una estatuilla blanca de la Virgen María, con una rama de espinas seca colocada alrededor del cuello. Doc tuvo pesadillas esa noche...<br />
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Las figuras religiosas en la casa de Diana coincidían con los símbolos católicos de todo Split, donde abundan las iglesias, se ven monjas por todos lados y justamente durante nuestra visita se preparaban para la celebración del patrono de la ciudad, como si estuviéramos en cualquier pueblo de México en su fiesta anual, encabezada por el párroco. Todos estos símbolos me tomaron por sorpresa, y me hicieron pensar en cuán importante es el catolicismo para este país, independiente hace apenas 20 años. Desde el siglo 7, los croatas abrazaron la religión católica para que Roma los reconociera y protegiera de pueblos invasores como los mongoles o los turcos. Durante la Guerra de los Balcanes, el catolicismo fue un elemento de identidad nacional importantísimo, prácticamente lo que los hacía diferentes a los serbios. Ser croata significa ser católico. Ser mexicano ¿también?<br />
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<b>Lydia</b><br />
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Conocimos a Lydia, en el ferry que va de Split a Supetar, un pueblo de la isla de Brac. Croacia tiene más de mil islas, y justamente ahora que está por entrar a la Unión Europea, tiene una campaña fuerte para promover el turismo europeo hacia sus playas: no tan caras como las de Italia y Francia, no tan llenas como las de España. Junto con Hvar, Brac es una de las islas más turísticas de Croacia, a una hora en ferry saliendo de Split. En un inglés bastante entendible, Lydia se me acercó mientras leía la última novela de Vargas Llosa y me preguntó si pensábamos quedarnos a dormir en Supetar, donde ella tenía una casa. Nos enseñó algunas fotos del lugar que nos ofrecía por 100 kunas cada uno. Pensó que yo era española, pero le dije que éramos mexicanos y que estábamos estudiando en Inglaterra. Ella nos dijo que parecíamos mucho más amables que los ingleses.<br />
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Como no teníamos ni idea de lugares dónde quedarnos, le dijimos que veríamos su casa y después decidiríamos. Nos ofreció dos cuartos y un baño, uno de los cuartos todavía no lo terminaba de limpiar, pero nos dijo que no tardaría. Como accedimos a quedarnos en su casa, nos dijo que éramos muy fáciles de complacer. Nos preguntó qué religión se practicaba en México, y pareció caerle muy en gracia enterarse que éramos un país católico. Ni se imagina la magnitud de la fe de algunos paisanos...<br />
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Lydia era una tía mucho más sociable que Diana. Nos contó que estudió Economía en Alemania y que su inglés no era tan bueno como su alemán. También nos dijo que desde hace 20 años recibía gente en su casa, de muchos lugares del mundo. Me pidió poner nuestros nombres en un pequeño mapamundi señalando la Ciudad de México. Al parecer, alguna chica de Puebla ya se había quedado con Lydia antes. Lydia presumía cómo había hospedado a gente de Finlandia, de Inglaterra, de Canadá y de decenas de países más.<br />
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Después de recorrer la isla en un coche rentado y visitar Bol, donde se encuentra Zlatini Rat, la playa más famosa de Croacia, llegamos a la casa de Lydia. En principio nos quedamos en Supetar y no en Bol porque Lydia insistió en que era la mejor opción. Cuando visitamos Bol nos dimos cuenta que hubiera sido mejor idea quedarse ahí y no en casa de Lydia, pero ya no había nada que hacer. Regresamos a Supetar. Quisimos comprar vino y tomárnoslo en casa de Lydia mientras veíamos El Padrino con subtítulos en croata, pero las tiendas estaban cerradas. Lydia fue a casa de algún pariente, le pidió vino y nos lo trajo, con todo y los vasos y el destapacorchos. Salvó nuestra última noche en Supetar. <br />
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/-15Ha6RJBylA/TeER1nyPLjI/AAAAAAAAAEM/B8zvYl_IWMc/s1600/227443_10150178656039719_510724718_6492655_3128745_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="240" src="http://4.bp.blogspot.com/-15Ha6RJBylA/TeER1nyPLjI/AAAAAAAAAEM/B8zvYl_IWMc/s320/227443_10150178656039719_510724718_6492655_3128745_n.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Supetar</td></tr>
</tbody></table><br />
<b>Sloba</b><br />
<br />
Nos tomó cinco horas trasladarnos en autobús desde Split hasta Dubrovnik. La carretera es angosta, de dos carriles, puras curvas, y los autobuses se paran en cada pueblo. Split y Dubrovnik son la segunda y tercera ciudad más importantes de Croacia, y a diferencia de Split-Zagreb, que están comunicadas por autopista, Split-Dubrovnik sólo los une esta carretera angosta. En el último tramo del viaje se pasa por Bosnia-Herzegovina. El autobús para y todos deben enseñar identificación. Ese pedazo de Bosnia es su única salida al mar Adriático. Rápidamente se vuelve a territorio croata.<br />
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Cuando llegamos a Dubrovnik, como a eso de las 4:30pm, ya nos estaba esperando Sloba, nuestra tercera tía. Apenas nos bajamos del autobús nos dijo que tenía un coche y que nos podría llevar hasta su casa a las afueras del Old Town de Dubrovnik. Nos dejaba el cuarto en 100 kunas cada uno: dos camas, un baño y cocina con todos los utensilios necesarios: platos, vasos, kettle, copas, tenedores, cucharas soperas pero no para café, cuchillos de muchos tipos, ollas, tazas y trapos. Accedimos a quedarnos en su casa, que utilizamos más que cualquier otra. Que tuviera cocina integrada nos favoreció mucho. Los dos días que pasamos ahí, desayunamos en la casa: prust (jamón serrano) croata que venden muy barato en cualquier tienda, queso y pan, yogurt, cereal, jugo y café. Luego nos íbamos a recorrer Dubrovnik, una ciudad que nos impresionó por las enormes murallas que la rodean y su vista al mar. El azul del Adriático es muy brillante, y el contraste con las murallas y las construcciones blancas te hacen sentir en un lugar especial.<br />
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A Dubrovnik se le reconoce por haber conservado su autonomía pese a pertenecer a diferentes imperios durante la historia. Pese haber sido atacada durante la guerra a principios de los 90's, se encuentran pocos indicios de esta época. La ciudad ha sido totalmente reconstruida, y en cualquier folleto se refieren a ella como una ciudad que ha atravesado algunas dificultades, pero que ahora es una ciudad libre. Pregunté por algún museo de historia reciente de Dubrovnik. Solamente había uno, el War Museum, situado en la cima de un cerro para el cual había que tomar un teleférico que costaba algo de dinero para llegar. Consideramos que era inaccesible llegar a él, y nos conformamos con una museo que exponía la historia de la ciudad en una proyección en tercera dimensión con duración de media hora. El siglo 20 lo explicaban en menos de tres minutos: dos guerras mundiales, la Yugoslavia de Tito y la guerra de los Balcanes. Después regresaban al punto que interesaba dejar en claro: Dubrovnik y Croacia eran libres.<br />
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Regresamos a la casa. La tía Sloba nos llevó a la estación de autobús en su coche. Nos cobró 40 kunas. Le pagamos con un billete de 50. No nos regresó el cambio. De vez en cuando las tías también clavan el diente.<br />
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/-EwAQNN_d7pQ/TeETffY5YZI/AAAAAAAAAEQ/2i7dOd1t93g/s1600/228097_10150178680004719_510724718_6492820_5745852_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="240" src="http://4.bp.blogspot.com/-EwAQNN_d7pQ/TeETffY5YZI/AAAAAAAAAEQ/2i7dOd1t93g/s320/228097_10150178680004719_510724718_6492820_5745852_n.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Dubrovnik</td></tr>
</tbody></table>silvielenahttp://www.blogger.com/profile/08263864604520523822noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5029276311079311682.post-79563286033315091992010-12-31T10:50:00.000-08:002010-12-31T10:50:38.664-08:00Adiós 20102010 han sido muchas cosas. Ha sido recorrer la Sierra de Zongolica para encontrar un símil con la pobreza de Haití, pasar horas platicando con un refugiado armenio y ex militar soviético, viajar a Cuernavaca o a Cancún para presenciar bodas de amigas queridas, ha sido estar lejos de casa. 2010 ha sido atestiguar decepciones y rupturas entre la gente más cercana, un par de borracheras, hacerse de nuevas amistades, lidiar con la burocracia inglesa y extrañar la salsa verde. Ha sido reinventarse junto a la persona que me acompaña desde hace cinco años, conocer Europa, ha sido el slam de Panteón Rococó, empaparse viendo a Café Tacuba, desayunar pellizcadas en Catemaco y hasta septiembre, comer en familia los domingos. 2010 ha sido ganar una beca, marchar por Reforma contra los asesinatos de periodistas, una película argentina maravillosa (El Secreto de sus Ojos), muchas despedidas, ha sido cocinar, ha sido más México que Inglaterra. <div><br />
</div><div><div>De todo esto me acuerdo este 31 de diciembre, minutos antes de arreglarme para el festejo de fin de año, que por segunda vez será lejos de casa (la primera fue hace dos años, cuando pasé el último día del año en un caracol zapatista). Un recuento breve, desde donde parten las reflexiones para comenzar 2011. </div><div><br />
</div><div>Gracias a todos y todas. </div><div><br />
</div><div><div><br />
</div><div><div><br />
</div><div><br />
<div><br />
</div><div><br />
</div></div></div></div></div>silvielenahttp://www.blogger.com/profile/08263864604520523822noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5029276311079311682.post-71777066058617103302010-11-11T06:08:00.000-08:002010-11-11T06:08:49.550-08:00Brighton<div>Llegué a Londres el 22 de septiembre. Era miércoles por la tarde. Me recibió mi amiga Ceci, a quien conocí en el periódico un año atrás, cuando cubríamos la epidemia de influenza, ella desde el punto de vista científico, yo desde la perspectiva de la política sanitaria. Entre las discusiones de cuán confusos eran los datos oficiales del virus AH1N1, nos enteramos que las dos queríamos venir al Reino Unido a estudiar una maestría. Ella lo logró primero. <br />
<br />
</div><div><div>En septiembre de 2009 fui a despedir a Ceci a casa de su hermano. Ese día me dijo que estaba segura de que nos veríamos en Londres... Y dicho y hecho, un año después, ella fue mi primer contacto con los ingleses, con Europa.<br />
<div><br />
</div><div>Estuve cuatro días con Ceci, que aproveché para visitar el Museo Británico, el Victoria and Albert Museum y los Kew Gardens, unos jardines botánicos que están al sur de Londres. Mientras estaba en su casa en Battersea, Rodolfo me escribió un email que decía que su visa había sido autorizada. En ese momento sentí que nada me faltaba y que todo iba saliendo como lo había(mos) planeado desde hace mucho tiempo. </div><div><br />
</div><div>El domingo viajé a Brighton, la ciudad que será mi hogar durante todo un año. Tenía una semana reservada en un hostal, donde me hospedaría mientras buscaba casa y empezaba mi curso propedéutico en la Universidad de Sussex. Tomé el tren con mis dos maletotas desde London Victoria. Brighton me recibió lloviendo. </div><div><br />
</div><div>La llovizna y los 50 kilos que venía cargando me hicieron tomar un taxi al hostal, que apenas estaba a unas cuadras. Desde entonces no he vuelto a tomar uno. A todos lados puedo ir caminando, menos a la Uni o a The Argus (el periódico local), a donde voy en camión, o como diría Patricia, mi flatmate gallega, en autobús, porque en España llaman "camiones" a los que llevan carga, no a los que transportan gente.<br />
<div><div><div><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><br />
</div><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;">La gente del Kipps Hostel resultó ser muy amable y hospitalaria. Salvo el dueño, todos los trabajadores eran extranjeros (Canadá, Holanda, Francia...). Los blogs lo referían como el mejor de Brighton. Lo que lo hace diferente a otros hostales es que recrea una atmósfera amigable y hogareña, el staff convive con los huéspedes y -lo mejor de todo- siempre hay algo gratis: pasta los martes, café todo el tiempo y de vez en cuando, una cerveza. </div><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><br />
</div></div></div></div>Rodolfo llegó el jueves. Fui a recogerlo a la estación del tren y a diferencia de mi llegada, regresamos al hostal caminando, yo cargando una de sus pesadas maletas que traía desde Londres, donde un guardia de seguridad le rompió la otra, la de rueditas, después de preguntarle de dónde venía. Respnder "México" ameritó romper el cierre.<br />
<br />
El mismo día que recibí a Rodolfo en Brighton, mi hermana llegó a Londres. Venía de Tokyo, y antes de eso estuvo en Shanghai. Aprovechó para pasar conmigo el fin de semana en Londres. Hablamos mucho, sobre todo de sus experiencias por China y Japón, y prometimos volver a vernos en enero.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://3.bp.blogspot.com/_s9N9LoZFG8s/TNv13cH3AsI/AAAAAAAAADE/BvbkuxyQLYY/s1600/DSC01243.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="http://3.bp.blogspot.com/_s9N9LoZFG8s/TNv13cH3AsI/AAAAAAAAADE/BvbkuxyQLYY/s320/DSC01243.JPG" width="320" /></a></div><br />
<br />
Pocos días antes de la llegada de mi hermana, Patricia, la chica gallega que hasta entonces desconocía, me envió un email. Había leído el anuncio que había puesto en Gumtree, de que mi novio y yo, estudiantes mexicanos, buscábamos casa en el centro de Brighton. Ella estaba por mudarse a un piso cuyo dueño era un español, Arsenio, que le daba un buen descuento por rentar ahí. El décimo y último piso del edificio estaba en remodelación, pero nos pareció que la zona era buena, el precio accesible y la vista, maravillosa.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/_s9N9LoZFG8s/TNl6ePxwrEI/AAAAAAAAADA/vSLejFSJ_DU/s1600/DSC01325.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="http://2.bp.blogspot.com/_s9N9LoZFG8s/TNl6ePxwrEI/AAAAAAAAADA/vSLejFSJ_DU/s320/DSC01325.JPG" width="320" /></a></div><br />
<br />
Luego de vivir en el caótico DF durante casi toda mi vida, ahora estoy acá, en una ciudad de 156 mil personas, a una hora de Londres, junto al mar helado. Me he encontrado con una ciudad con mucha gente joven (10 por ciento de la población es estudiante), que cautiva a artistas de Inglaterra y otras partes de Europa para exponer y vender su arte. Acá se encuentra ropa vintage por las pequeñas calles del centro, hay tiendas de antigüeades por doquier y la gente anda en bicicleta. Cuando hay sol, la gente acostumbra ir a la playa empedrada a hacer su barbecue. Uno que otro se echa al mar.<br />
<br />
Apenas estamos haciéndonos de nuestros espacios. Y ya encontramos uno. Todos los domingos en un pub cercano tocan reggae. Lo mejor de todo es el DJ, un señor hippie de más de 60 años -tengo que entrevistarlo algún día- que disfruta el género como su tuviera 20. <br />
Every little thing is gonna be alright...</div><div><br />
</div></div></div><div><br />
</div>silvielenahttp://www.blogger.com/profile/08263864604520523822noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5029276311079311682.post-70567110880308587342010-06-30T17:12:00.000-07:002010-06-30T17:12:00.945-07:00Despertares<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial; font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;">Fue un jueves cuando la Selección Mexicana de Futbol le ganó a Francia en el Mundial. Segundo partido del torneo, un pie en la siguiente fase. A las cuatro de la tarde, ya pasada la euforia, México transcurría con total calma, como si se hubieran borrado todos los problemas que le aquejan a diario. Los medios de comunicación vieron disminuida la información de otra índole que no fuera fútbol y el triunfo de México que en realidad, no garantizaba otra cosa más que la esperanza de desempeñar un papel relevante en la competencia. </span></span></div><div><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial; font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><br />
</span></span></div></div><div><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial; font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;">El sentimiento de tranquilidad no duró demasiado. No sólo por las próximas derrotas del equipo, sino por los sucesos que nos hicieron volver a poner los pies en la tierra y dejar de soñar. Volvimos al México en el que la sangre corre todos los días, el México en el que se acusa al Ejército de matar víctimas inocentes, incluidos niños; donde la gente está perdiendo sus libertades de a poco pero constantemente, donde el poder del narco es tal que a una semana de las elecciones estatales, mata candidatos a gobernador. </span></span></div></div><div><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial; font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><br />
</span></span></div></div><div><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial; font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;">Una periodista, corresponsal para cadenas internacionales de noticias en México, me c</span></span><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial; font-size: 13px;">omentó que todas las semanas debe actualizar el "ejecutómetro" o lo que es lo mismo, mandar una nota al mundo de los muertos en México por la lucha contra el crimen organizado. 20,mil, 22 mil, 25 mil. Lo mismo me dice mi novio, que trabaja para una agencia internacional, ejecutados (en plural), nota. Uno solo ya no vale la pena. </span></div></div><div><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial; font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><br />
</span></span></div></div><div><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial; font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;">Una amiga mía que estudia en Australia no deja de pensar en lo inseguro que se ha vuelto México. Una y otra vez tiene que explicar a sus compañeros de distintas nacionalidades que México no está tan mal, que donde ella vive no pasan esas cosas. Dificil de entender cuando la única información que se lee sobre México del otro lado del mundo es la violencia, la muerte, el narcotráfico, la inseguridad. Difícil hacer entender a sus compañeros cuando el rector de su universidad, dos días después del asesinato de los estudiantes del Tec de Monterrey, ordenara regresar a todos los alumnos de intercambio que estuvieran en cualquier parte de México. </span></span></div></div><div><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial; font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><br />
</span></span></div></div><div><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial; font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;">En esa misma plática con la chica que estudia en Australia, otra amiga, casi al borde de la desesperación, nos dijo que ya no quería vivir en México, pues tiene casos muy cercanos de personas encarceladas injustamente y torturadas en el Reclusorio Oriente. Esa experiencia la ha hecho tener un miedo casi incomprensible por la autoridad, y digo casi incomprensible porque muchos sabemos que en este país, la justicia sólo beneficia a los poderosos.</span></span></div></div><div><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial; font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><br />
</span></span></div></div><div><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial; font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;">Entonces me vinieron a la mente esas entrevistas que hice a Teresa y Alberta, las mujeres indígenas presas por cuatro años, acusadas de secuestrar AFIs; la conversación que tuve con Ediño, un hondureño indocumentado acusado injustamente de pertenecer a los Zetas; a la madre del abogado Héctor Galindo, condenado a más de 60 años de prisión por defender a la gente de San Salvador Atenco -y que hoy, fue liberado por la Suprema Corte. </span></span></div><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial; font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><br />
</span></span></div><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial; font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;">La salida fácil de la ciudadanía: tratar de no meterse en problemas para no terminar enfrentando a un juez y si acaso se está en esa situación, buscar una "palanca". Hacerse de oídos sordos cuando se denuncia tortura para sacar confesiones y argumentar que a los delincuentes no se les puede interrogar de manera sensata. En otras palabras, avalar todo este sistema que nos tiene sumidos en la podredumbre. </span></span></div><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial; font-size: 13px;"><br />
</span></div><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial; font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;">La liberación de los persos políticos de Atenco es quizás, un respiro similar, guardando toda proporción, con al triunfo de México sobre Francia. </span></span></div><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial; font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><br />
</span></span></div><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial; font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;">Mañana o pasado, nos volveremos a caer de la cama.</span></span></div></div><div><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial; font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><br />
</span></span></div></div><div></div>silvielenahttp://www.blogger.com/profile/08263864604520523822noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5029276311079311682.post-30194247206528759972010-04-02T13:49:00.000-07:002010-04-03T11:56:25.076-07:00Una mañana lindaDesayuno. Leo el periódico. En la portada, "Reynosa bloqueada"; "El Conejo y el Bofo convocados a la Selección". Mi nota sobre un migrante australiano que pasó 4 meses encerrado en la estación migratoria de Iztapalapa se fue en buen espacio, pero hasta la página 10. <br />
<br />
"No está tan mal", pienso.<br />
<br />
Tomo un poco de avena. <br />
<br />
Ring... ring...<br />
<br />
Mi celular está en el comedor. Debe ser Doc. Siempre me habla como a eso de las 09:00. Me acerco a mi bolsa, saco el teléfono. No es Doc. No identifico el número. Pienso "debe ser esa llamada que espero desde el viernes". Es miércoles.<br />
<br />
Automáticamente, comienzo a temblar. ¿Sí, no?<br />
<br />
Mis papás bajan a desayunar. Yo me salgo al patio a hablar. Intento calmarme. Contesto tranquilamente, aunque siento el corazón a todo lo que da. <br />
<br />
Es Ricardo, del British Council. Una de las 5 personas que me entrevistó trece días antes en la Embajada Británica. La persona que me avisaría si sí o si no. Había llegado el momento. <br />
<br />
- Te estamos buscando desde el lunes. Te estaba marcando al 553433...<br />
<br />
Lo interrumpo. <br />
<br />
- Ese celular no lo estoy usando, hablé para avisarles...<br />
<br />
- No te preocupes. Te hablo para darte tu resultado. A ver, espérame déjame y busco...<br />
<br />
- Mi expediente<br />
<br />
- Sí, eso, tu expediente. Espera...<br />
<br />
- Sí.<br />
<br />
- Aquí está. Primero quiero darte un feedback. <br />
<br />
Pienso. Feedback. Retroalimentaicón. Justificación. Algo me huele mal. No importa. Le digo que continúe. Aún tengo esperanzas. <br />
<br />
- Calificamos tres aspectos. Te voy a decir uno por uno. <br />
<br />
No pongo mucha atención en los tres aspectos. Sólo recuerdo que me dijo las palabras: <em>"They consider you a very intelligent person, a human rights defender, a leader, a very strong candidate..."</em><br />
<br />
Terminando los elogios, esperaba la frase: "pero desafortunadamente, hay otros candidatos igual de buenos que tú y no podemos otorgarte..."<br />
<br />
Pero no. Ricardo dijo lo que debió haber dicho al inicio de la conversación. <br />
<br />
- Por eso, tengo el gusto y el placer de informarte que tienes una beca Chevening. <br />
<br />
Respiro profundamente. Sonrío y doy brincos por el patio, asustando un poco a mi perro Spot.<br />
<br />
- ¡De verdad! Muchas gracias, no sabes qué feliz me hace escuchar eso... <br />
<br />
Ricardo me da más detalles. <br />
<br />
Y luego de 3 años de decirle al mundo que me iría a hacer una maestría al Reino Unido, pienso que ya no hay marcha atrás. <br />
<br />
Es septiembre de 2010. Y Doc viene conmigo.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/_s9N9LoZFG8s/S7ZgnMGrcKI/AAAAAAAAACY/PY2NkxmjERI/s1600/steven-mitchell-morning-glory.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" nt="true" src="http://4.bp.blogspot.com/_s9N9LoZFG8s/S7ZgnMGrcKI/AAAAAAAAACY/PY2NkxmjERI/s320/steven-mitchell-morning-glory.jpg" /></a></div>silvielenahttp://www.blogger.com/profile/08263864604520523822noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-5029276311079311682.post-5882026656238350752010-02-08T22:16:00.000-08:002010-02-09T14:54:24.572-08:00strangers<span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Los barrotes azules de la estación migratoria pueden apreciarse desde varios puntos de la colonia El Vergel Iztapalapa. Es el segundo centro de detención de extranjeros más grande del país, después de Tapachula. </span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif; font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><br />
</span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif; font-size: 13px;">La mayoría de los extranjeros que detienen las autoridades migratorias son centroamericanos, que se encuentran en prácticamente todas las estaciones del país. Pero en Iztapalapa uno encuentra, además de personas de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, personas procedentes de países muy lejanos a México, que por lo general pasan meses encerrados antes de su deportación. </span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span> </span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">El señor de la tienda de abarrotes de la calle Agujas está acostumbrado a vender bolsas de plástico y popotes a los visitantes de los "asegurados", quienes tienen prohibido introducir latas de refresco, botes de PET o envases tetrapack a sus familiares o amigos, y deben pasar los líquidos en bolsas de plástico.</span></span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span> </span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Sólo se reciben visitas los martes, jueves, sábados y domingos, de 10:00 a 13:00 horas y de 16:00 a 18:00 horas. Yo llegué un martes, a las 5 de la tarde. Quedé de ir a ver a un artista australiano de 45 años. </span></span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span> </span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">En la entrada me topo con un señor de origen chino que vive en Vancouver. Viajó a México con el único fin de visitar a un amigo que tuvo "problemas" con su pasaporte chino. El hombre lleva un mes encerrado en la estación y su amigo le ha traido un libro rojo que supongo relata la vida de Mao Zedong. "The Man Who Changed China", se lee en la portada, con la foto del dirigente comunista al lado y algunos signos en mandarín. </span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span> </span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Habían pasado algunas horas desde que el hombre chino bajó de su avión. Nunca había estado en México y no hablaba español. Su inglés era accidentado y los guardias migratorios parecían incapaces de explicarle al extranjero que debía proporcionar una identificaciòn con fotografìa y registrarse en el libro de visitas, anotar el nombre y nacionalidad del extranjero que visitaba, su parentesco y las cosas que iba a ingresar, es decir, el libro rojo de Mao. Entonces le expliqué al hombre el procedimiento que yo ya había hecho otras veces. El hombre entendió que debía registrarse y después tomó un papel en blanco y comenzó a apuntar las categorías "Nombre", "Nacionalidad", "Parentesco", y debajo ponía el significado en inglés: "Name", "Nationality", "Relationship".</span></span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span> </span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Antes de que llegáramos el hombre chino y yo había arribado una mujer que según el libro de visitas, venía a ver a un ciudadano español. "Pareja", puso la chica para referir el parentesco con el extranjero que según me explicó, lleva 6 meses detenido en la estación migratoria. </span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span> </span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Mi relación con el australiano era meramente profesional. Un juez le concedió un amparo para salir de la estación y regularizar su situación migratoria, pero el Ministerio Público apeló su caso, lo que le hace permanecer allí. Yo he reporteado su caso para el periódico. </span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span> </span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Una vez registrados, un agente del Instituto va a buscar a los extranjeros y les pide su autorización para que pasemos a verlos. Transcurren como 20 minutos. Primero entra la chica que viene a ver al español, luego el chino y finalmente yo. </span></span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span> </span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Los visitantes nunca vemos los dormitorios ni las áreas donde regularmente permanecen los migrantes. Nos trasladan a un cuarto de visitas -en el que nuevamente debemos anotar nuestros datos- y nos advierten que tenemos 20 minutos para hablar con nuestro extranjero. </span></span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span> </span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">En el cuarto de visitas hay varios sillones azules sobre los cuales se sientan a charlar los "asegurados" con sus familiares y amigos que han venido a verlos. Únicamente puede pasar una persona a la vez. A veces la gente les lleva bebidas en bolsas de plástico, comida que deben terminar durante el tiempo de visita o libros. </span></span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span> </span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Afuera del cuarto de visitas hay 3 muchachos aparentemente centroamericanos, menores de edad, haciendo pulseras con hilos. Parece que acaban de llegar a la estación migratoria, pues todavía no pasan al área de menores. Se ven desorientados. Se me quedan mirando, pero yo tengo prohibido hablarles. Sólo puedo hablar con el australiano. </span></span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span> </span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">La chica que ha venido a ver al español se encuentra a espaldas mío. Casi no habla con el extranjero. Más bien se abrazan todo el tiempo, como queriendo extender los escasos 20 minutos de visita.</span></span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span> </span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Los chinos se encuentran enfrente de mi. Ellos no paran de hablar, parece que discuten el problema migratorio. </span></span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span> </span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">A mí el australiano me ha hecho un dibujo. Es una especie de autorretrato, que hizo con dificultad porque en la estación migratoria no hay espejos. Su rostro se asemeja a una cabeza olmeca, de cuyo ojo derecho sale una lágrima. En los hombros hay ramas verdes. Él me dice que dibujó las ramas porque él siente que hay espinas que lo pican todo el tiempo alrededor del cuello, una especie de estrés permanente. </span></span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span> </span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Por momentos me pierdo en la plática con el australiano. No puedo dejar de mirar a mi alrededor. El hombre español con la chica mexicana, el par de chinos, los adolescentes centroamericanos, el australiano y yo. Pienso en todos nosotros, los extraños que compartimos un cuarto en Iztapalapa. De repente me invade un escalofrío. No dejo de cuestionar que en ese momento, sólo el hombre chino que trajo el libro de Mao, la chica que vino a visitar a su novio español y yo seamos libres. </span></span>silvielenahttp://www.blogger.com/profile/08263864604520523822noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5029276311079311682.post-21955535623607597492010-01-07T16:41:00.000-08:002010-01-11T18:12:53.891-08:00¡Gamesa!Cuando éramos niñas, mi hermana -a quien por el momento llamo Clausi- y yo inventamos el hasta hoy desconocido dúo dinámico de detectives "Bilady y Roxana". Clausi era Bilady y yo era Roxana. Supongo que el nombre "Roxana" surgió por una niña que durante el kinder y la primaria fue mi <em>alter ego</em>.<br />
<br />
Roxana era una niña inteligente y bonita que trataba mal a los niños y lograba manipular a las maestras para que en el salón se hiciera lo que ella quisiera, aunque sólo tuviera 7 años. Una vez se le ocurrió jugar a que ella era la maestra. Ya se imaginarán mi molestia por la injusticia de la que sentía que éramos objeto mis demás compañeros y yo que debíamos seguir siendo alumnos en su juego... <br />
<br />
En fin, aunque la niña me reventaba, yo usaba su identidad en secreto en casa. <br />
<br />
No tengo la más remota idea de dónde salió el nombre "Bilady". Posiblemente derivó del término "milady", pero no puedo decirlo con certeza. Sólo me acuerdo que dejabamos de ser Silvielena y Claudia, para convertirnos en Bilady y Roxana por algunos cuartos de hora.<br />
<br />
Para que vean que la mercadotecnia sí influye en los niños, Clausi y yo también jugábamos a "Gamesa". El juego no tenía mayor chiste que asomarnos debajo de la mesa mientras comíamos, ella de un lado y yo del otro, con otros miembros de la familia alrededor. Al ver nuestras caras por debajo de la mesa, decíamos "¡Gamesa!". Luego nos carcajéabamos, sin que nadie entendiera esas risas desmedidas. <br />
<br />
Ya no nos asomamos debajo de la mesa, pero de vez en cuando mi hermana me dice "Sil, ¡Gamesa!", provocándome risas a mis 27 anos. <br />
<br />
A veces Clausi y yo vaciábamos un cenciero en el que mis papás guardaban monedas. Cada moneda era una persona. Las pequeñas adquirían la identidad de niños y niñas de escuela y las grandes, eran profesores. Acomódabamos las monedas como si fuera un lunes de escuela, en el que los niños se formaban en el patio para hacer honores a la bandera. Reconozco que era un juego ñoño, pero bueno, así practicábamos el civismo.<br />
<br />
Jugar a las Barbies no era otra cosa más que créar una historia y personajes. Carecíamos de una novela como Patito que sustituyera nuestra imaginación, así es que Clausi y yo escribíamos el guión cada vez que nos poníamos a jugar, y lo dejábamos inconcluso cada que terminábamos. La historia que más recuerdo es la de tres familias que vivían en las montañas, como en una especie de comuna, los hijos de todos eran cuidados por todos. <br />
<br />
Clausi siempre ha comido mucho más lento que yo, y había veces que, para apresurar los capitulos de nuestra historia, le metía inmensos bocados en su boca para que se apurara a masticar y pudiéramos ir a jugar pronto. <br />
<br />
Nuestras historias de muñecas rayaban en lo absurdo. Teníamos como 10 muñecas Barbie y un Ken, que empezó por ser novio de todas las Barbies, hasta que nos dimos cuenta que eso no podía ser. Tuvimos que usar a Oso Palomitas (echaba palomitas por la nariz cuando le apretabas la panza) y a Oso Fanfón (un oso panda de 40 cm de alto) como otros pretendientes de nuestras muñecas. <br />
<br />
Es difícil que ahora, que apenas ha pasado el día de Reyes, recuerde todos los regalos que me trajeron cuando era niña. Ni siquiera podría distinguir si un horno mágico que tuve de chiquita me lo regalaron mis papás, mi madrina, Santa Claus o los Reyes Magos. <br />
<br />
De lo que sí me acuerdo es de Bilady y Roxana, de las historias que recreábamos mi hermana (foto siguiente) y yo con monedas y Barbies, y por su puesto, de Gamesa. <br />
<br />
Imposible para los Reyes Magos traer estos juegos de vuelta. <br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://3.bp.blogspot.com/_s9N9LoZFG8s/S0Z8TDmi4rI/AAAAAAAAACE/MmreMGVJmkg/s1600-h/clausi.bmp" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" ps="true" src="http://3.bp.blogspot.com/_s9N9LoZFG8s/S0Z8TDmi4rI/AAAAAAAAACE/MmreMGVJmkg/s320/clausi.bmp" /></a><br />
</div>silvielenahttp://www.blogger.com/profile/08263864604520523822noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5029276311079311682.post-58933323775872959682009-12-31T10:05:00.000-08:002010-01-07T10:41:33.906-08:00Recuento<div style="text-align: left;">El 23 de diciembre mi familia y yo visitamos los cenotes de Cobá. Vacacionábamos por Cancún y ese día decidimos sumergirnos en el agua cristalina de tres cenotes completamente cubiertos por rocas, ubicados a 6 kilómetros de las pirámides mayas.<br />
</div><div style="text-align: left;"><br />
</div><div>Para llegar al tercer cenote, teníamos que pasar una camioneta Town and Country por un camino de terracería, idea que no convencía del todo a mi papá, conductor del vehículo y persona no entusiasta de la aventura. Sólo después de ver salir a una pareja de gringos sesentones en un vehículo compacto del camino dañado, mi papá decidió que si ellos habían podido llegar, nosotros también.<br />
<br />
</div><div>La camioneta pegó un par de veces contra unas rocas sueltas, sin llegar a ser nada grave. Lo más complicado fue estacionar la Town and Country en las inmediaciones del cenote, pues había que colocarla en el sentido opuesto al que veníamos en el camino estrecho para facilitar la salida. Mi papá se encargó de la maniobra, auxiliado por las señales que le daba mi mamá desde afuera de la camioneta.<br />
</div><div><br />
Tuvimos que bajar cerca de 80 escalones para llegar al tercer cenote. Un muelle de madera con tres accesos al agua acondicionados con más escalones de madera era el sitio para estar antes de tirarse a la poza azul con agua fría.<br />
</div><div><br />
</div><div>Mi hermano Javier fue el primer valiente y yo, casi 15 minutos después, la segunda. Mi papá también se adentró al agua, pero mi hermana y mi mamá se abstuvieron de hacerlo para evitar el escalofrío.<br />
<div style="text-align: center;"><br />
</div></div><div>Javier todavía estaba en el agua cuando yo me salí y me puse a tomar fotos y video. Pedí insistentemente a mi hermano voltear a la cámara, sin éxito. Entonces me acerqué yo a él, procurando que las tomas del video no estuvieran movidas. Parada sobre uno de los tres accesos al cenote, le pedí a Javier que dijera algunas palabras –sugerencia que por su puesto ignoró- y súbitamente, me resbalé y caí al agua, pegando en al menos 4 escalones.<br />
<br />
La caída me causó, además de la vergüenza característica de este tipo de situaciones, moretones en mi nalga y muslo izquierdos y echó a perder la cámara, pero nada más.<br />
</div><div><div style="text-align: center;"><br />
</div><img alt="" border="0" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5421540255048139826" src="http://3.bp.blogspot.com/_s9N9LoZFG8s/Sz0uIy2gBDI/AAAAAAAAABs/mw-CUaNXJPA/s320/moreton.jpg" style="cursor: hand; display: block; height: 217px; margin: 0px auto 10px; text-align: center; width: 320px;" /><br />
<div style="text-align: center;"><br />
</div></div><div><br />
Y así fue 2009. Cuestas difíciles, caídas dolorosas y algunas pérdidas, pero al final, sólo dejó unos moretones que se quitan al paso de los días.<br />
<br />
</div><div>El periódico este año trajo a quienes ahí laboramos a marchas forzadas. La crisis económica redujo los espacios para las publicaciones, y al mismo tiempo, había mucha información que dar a conocer, que no era precisamente buena, empezando por la propia crisis.<br />
<br />
Vinieron los días de la alerta sanitaria por influenza A H1N1, el regreso del PRI en el Congreso y acumulamos más de 15 mil ejecuciones atribuidas al narcotráfico en lo que va del sexenio.<br />
<br />
Un fanático religioso secuetró un avión; hubo riesgo de ingobernabilidad en Iztapalapa; 16 estados promovieron medidas antiaborto bajo el cobijo del PRI, del PAN y de la Iglesia; hubo relevos en la Corte, la CNDH, el IFAI y la Auditoría Superior; murió el Barbas, el DF aprobó los matrimonios gay...<br />
</div><div><br />
La crisis económica me arrebató la posibilidad de irme a estudiar al extranjero en 2009, situación que no me afectó del todo por la avalancha informativa que vivimos, uno de los años, tal vez, más complicados y al mismo tiempo, interesantes, desde el punto de vista periodístico.<br />
<br />
Y además de la chamba, hubo bonitas sorpresas. Mi hermana, que estudia en Helsinki, llegó inesperadamente en el verano. Cuatro amigos míos se casaron y tuve la oportunidad de acompañarlos en sus bodas. Muchos de mis amigos estuvieron lejos, pero con todos tuve algún tipo de acercamiento. Y los que están acá, muchos de ellos periodistas, me hicieron pasar muy buenos ratos.<br />
</div><div style="text-align: center;"><br />
</div><div></div><div>Asistí a conciertos inolvidables, siempre con Doc, con quien las cosas más simples siempre se vuelven especiales. Con él y con mi hermana emprendí un viaje de verano desde San Cristobal de las Casas (foto siguiente) hasta Mérida, pasando por la Selva Lacandona, por Bacalar y Tulum. El viaje fue un respiro, que sirvió para reflexionar que no me iba a Inglaterra y que tenía que prepararme para la cobertura del segundo semestre del año.<br />
</div><div><br />
<br />
</div><div><img alt="" border="0" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5421542867873131330" src="http://4.bp.blogspot.com/_s9N9LoZFG8s/Sz0wg4Yha0I/AAAAAAAAAB8/y2ZFdp5Viy4/s320/P1050387.JPG" style="cursor: hand; display: block; height: 240px; margin: 0px auto 10px; text-align: center; width: 320px;" /><br />
</div><div>Agradezco haberme quedado en México a aprender tanto. Epero aprender más afuera el año que entra.<br />
<br />
Hay que tener cuidado para no caerse al agua. Pero si se caen, saquen provecho de los moretones.<br />
<br />
Lo mejor para 2010.<br />
<br />
<br />
<br />
</div>silvielenahttp://www.blogger.com/profile/08263864604520523822noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-5029276311079311682.post-74778675518180934662009-12-16T08:22:00.000-08:002010-01-07T17:31:04.631-08:00Amor EternoEn la secundaria tuve un profesor de música que todo el mundo quería. En realidad no me acuerdo de su nombre, pero recuerdo bien sus clases. Nos ponía a vocalizar, nos enseñaba las notas musicales y nos hacía interpretar canciones en la flauta dulce, complejas para niños de 13 años. <br />
<div><br />
</div><div>Yo no era muy conocedora de la música mexicana en general. Ahora lo soy más, pero en definitiva no soy de las que espera el momento del mariachi en las fiestas. <br />
</div><div><br />
</div><div>En una ocasión, ese profesor querido nos hizo cantar "Amor Eterno", de Juan Gabriel. Varios sabían la letra, yo tuve que aprenderla de poquito en poquito. <br />
</div><div><br />
</div><div>Una canción dedicada al amor que falleció, que en realidad no tenía mucho sentido para niños de 13 años.<br />
</div><div><br />
</div><div style="text-align: center;"><i>Como quisiera, ay</i><br />
</div><div style="text-align: center;"><i>que tu vivieras</i><br />
</div><div style="text-align: center;"><i>que tus ojitos jamás se hubieran</i><br />
</div><div style="text-align: center;"><i>cerrado nunca y estar mirándolos</i><br />
</div><div style="text-align: center;"><i><br />
</i><br />
</div><div style="text-align: left;">Natalia estaba sentada a mi lado. Y de repente me dijo "No me gusta esa canción, me recuerda a mi papá". <br />
</div><div style="text-align: left;"><br />
</div><div style="text-align: left;">Días antes me había contado que su papá, que era arquitecto, había tenido un accidente en la carretera. Aunque sobrevivió, unos tipos se le acercaron y lo amenazaron de muerte. <br />
</div><div style="text-align: left;"><br />
</div><div style="text-align: left;">Se me hizo de lo más extraño que me platicara que su papá estaba amenazado. Más raro aún que con su padre vivo, ella despreciara Amor Eterno. <br />
</div><div style="text-align: left;"><br />
</div><div style="text-align: left;">Es difícil recordar exactamente los tiempos ahora, pero no fue mucho después de la clase de música cuando unos tipos entraron a casa de Natalia -con ella adentro- y le dispararon a su papá. Ella fue el único testigo y yo era su mejor amiga. Simplemente recuerdo una llamada a las 7:00 de la mañana a mi casa. Era mi amiga Lorena, diciéndome que habían matado al papá de Natalia.<br />
</div><div style="text-align: left;"><br />
</div><div style="text-align: left;">La noticia no llegó a sorprenderme del todo. De alguna forma, Natalia ya me lo había advertido. <br />
</div><div style="text-align: left;"><br />
</div><div style="text-align: left;">Natalia era de esas personas que no le hablaban demasiado a la gente. Después del incidente perdió el habla por un mes y dejó de ir a la escuela por un tiempo. Cuando regresó, se apegó mucho más a mí. <br />
</div><div style="text-align: left;"><br />
</div><div style="text-align: left;">Me hablaba de su papá. Un par de veces me dio el recorrido por su casa, me explicó por donde habían entrado los delincuentes, en dónde se había escondido ella, cómo lo había visto todo. <br />
</div><div style="text-align: left;"><br />
</div><div style="text-align: left;">Ya para terminar la secundaria, decidí alejarme un poco de ella. Supongo que no aguantaba ser la persona en que Natalia descargaba todas sus alegrías, sus frustraciones, sus enojos. Le di una carta en la que literalmente le dije que ella no era para mi lo que yo significaba para ella. <br />
</div><div style="text-align: left;"><br />
</div><div style="text-align: left;">Cuando le hicieron una operación de columna, le dije que me arrepentía mucho por haberle dicho frases tan duras. <br />
</div><div style="text-align: left;"><br />
</div><div style="text-align: left;">En fin, ella se fue a vivir a Aguascalientes y desde entonces hemos sabido poco la una de la otra. Supe que quería estudiar actuación, pero terminó en alguna ingeniería, por la presión de la abuela (¿materna?), una señora muy estricta con la que le tocó vivir algún tiempo, antes de irse a Aguascalientes. <br />
</div><div style="text-align: left;"><br />
</div><div style="text-align: left;">Hace unas semanas, Natalia me escribió. Ahora vive en Canadá y encontró <b>intervalos y fragmentos</b>.<br />
</div><div style="text-align: left;"><br />
</div><div style="text-align: left;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: georgia;"><span class="Apple-style-span">Esto es parte de lo que me dijo: </span></span><br />
</div><div style="text-align: left;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: georgia;"><span class="Apple-style-span"><br />
</span></span><br />
</div><div style="text-align: left;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: georgia;"><span class="Apple-style-span">"N<i>o me acuerdo por donde leí o creo es en una canción en donde dice algo asi como que no le gusta regresar al lugar de su infancia ni ver a los viejos amigos porque con lo que se encuentra ya no es lo mismo y prefiere que quede como algo lindo en su memoria... a lo que voy es que el gusto que me da leerte así es porque a pesar del tiempo y de todas las cosas que cada quien pasa por la vida, sigues siendo la Silvia que conocí, aunque claro mejorada, jajaja.</i></span></span><br />
</div><div style="text-align: left;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: georgia;"><span class="Apple-style-span"><i><br />
"La misma Silvia a la que alguna vez le reclamé injustamente alguna tristeza mía por la muerte de mi papá... ahora lo recuerdo y es como... no sé, de esas cosas que cambiarías supongo... pero igual supongo era "comprensible"...<br />
<br />
"Esto es raro porque me eres ya tan ajena y yo de tí que no sé cómo escribirte..."</i></span></span><br />
</div><div style="text-align: left;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: georgia;"><span class="Apple-style-span"><i><br />
</i></span></span><br />
</div><div style="text-align: left;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: georgia;"><span class="Apple-style-span">Me dio muchísimo gusto que me encontrara. En verdad la quiero mucho. Debe ser una especie de "Amor" Eterno.</span></span><br />
</div><div style="text-align: left;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: georgia;"><span class="Apple-style-span"><br />
</span></span><br />
</div><div style="text-align: left;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: georgia;"><span class="Apple-style-span"><i><br />
</i></span></span><br />
</div><div style="text-align: left;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: georgia;"><span class="Apple-style-span"><i><br />
</i></span></span><br />
</div><div><span class="Apple-style-span" style="-webkit-border-horizontal-spacing: 2px; -webkit-border-vertical-spacing: 2px; font-family: arial, tahoma, verdana; font-size: 14px; line-height: 20px;"><br />
</span><br />
</div>silvielenahttp://www.blogger.com/profile/08263864604520523822noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5029276311079311682.post-27078371151422675462009-11-27T11:26:00.001-08:002009-11-28T14:33:58.111-08:00A propósito de la influenza AH1N1<em>Cuando la influenza AH1N1 llegó a México, varios reporteros del periódico tuvimos que apoyar al sector salud en la cobertura. Yo me encontré con esta historia que publicamos en mayo y que cobra relevancia con el rebrote del virus. Cuídense mucho.</em><br /><br /><br /><strong><span style="font-size:130%;">Sin refugio contra virus</span></strong><br /><br />Desde hace varios años, miles de aves de corral son sacrificadas en Bangladesh a causa de la gripe aviar.<br /><br />En este país ocurre lo que la Organización Mundial de la Salud ha denominado el mayor envenenamiento masivo de una población registrado en la historia, ocasionado por los altos niveles de arsénico natural en el agua subterránea.<br /><br />Enfermedades infecciosas como las respiratorias, la diarrea o la malaria, siguen estando entre las principales causas de muerte en la nación asiática, donde casi la mitad de su población vive por debajo de la línea de pobreza.<br /><br />Ni los problemas de salud pública ni la pobreza son ajenos a la ciudad de Tangail y a otros distritos de la división de Dhaka, de donde es originaria la familia Hosain.<br /><br />Mamun Hosain, de 21 años, salió de su país en 2008 para reunirse con su familia en México.<br />Sin pensarlo, había dejado de estar expuesto a la gripe aviar, al envenenamiento por arsénico y a las infecciones que predominan en su tierra natal.<br /><br />Tan sólo un año después de haber arribado al Distrito Federal, falleció en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER). Fue una de las primeras víctimas mortales del virus de la influenza A H1N1.<br /><br /><br /><strong>Exilio</strong><br /><br />El primer Hosain en llegar a México fue Atik, de 36 años, en 2001.<br /><br />Líder estudiantil, cursaba la carrera de Diplomacia en la Universidad Kurutia Sadek cuando él y 25 de sus compañeros fueron acusados de un crimen que no cometieron. Cuando algunos fueron detenidos, Atik se vio forzado a abandonar su patria.<br /><br />De la India se trasladó a Rusia y luego a Cuba, países que no exigen visa a los ciudadanos bengalíes. De la isla se trasladó a Nicaragua. Como miles de centroamericanos, Atik se internó a México de manera ilegal.<br /><br />Su destino final era Estados Unidos, pero decidió quedarse en México.<br /><br />La organización Sin Fronteras y la representación de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) lo ayudaron a establecerse legalmente.<br /><br />"A veces en Tangail no hay agua, a veces hay muchas bombas. Comparé con México y hay mucha seguridad aquí", comenta.<br /><br />Por un tiempo, el ahora refugiado trabajó como lavacoches, pero la paga era escasa. Buscó empleo en restaurantes y tampoco lo convenció el salario. Entonces se acercó a las tiendas de ropa india en Mixcalco, en el Centro Histórico, y utilizó los 100 dólares que traía consigo para comprar algunas prendas.<br /><br />"Ese día vendí como 2 mil pesos, en las oficinas de Sin Fronteras y de ACNUR. Después compré más ropa y empecé a vender en varios restaurantes", recuerda.<br /><br />"Es un trabajo que a cualquier lado puedo ir y trabajar hasta las 12 de la noche, como en la Condesa, que está lleno de restaurantes".<br /><br />Pronto trajo a su esposa y a su hijo a México. Después llegarían sus hermanos, sus cuñados, sus primos y sus sobrinos.<br /><br />Mamun, uno de esos sobrinos, llegó a la Ciudad de México el 18 de abril de 2008.<br /><br /><br /><strong>El sueño: una moto</strong><br /><br />Desde que llegó al Distrito Federal, Mamun Hosain se integró a la actividad económica a la que se dedicaban sus familiares: vender ropa tradicional de la India.<br /><br />Era la primera vez que trabajaba, pues en su país era estudiante. A diferencia de sus familiares, Mamun nunca salió a vender la vestimenta india fuera de las colonias Del Valle y Narvarte.<br /><br />Tampoco acompañaba a Atik a comprar ropa al Centro. Siempre estaba cerca de su casa.<br />Cuando comenzó a acumular dinero, se fijó un solo objetivo: ahorrar para comprar una motocicleta grande, como las que utiliza la gente que tiene dinero en las calles de Tangail.<br /><br />"Yo le decía que la moto no se usa tanto aquí como el carro", recuerda Atik.<br /><br />Mamun trabajó durante la Semana Santa. El domingo de Ramos (12 de abril), el joven bengalí y su familia fueron a dar un paseo por el Bosque de Chapultepec.<br /><br />Esa misma noche Mamun presentó tos y un poco de fiebre, molestias que su padre intentó controlar, sin éxito, con paracetamol.<br /><br />Dos días más tarde fueron al Hospital General.<br /><br /><br /><strong>Bajo sospecha<br /></strong><br />Atik no recuerda qué medicamento le dio el doctor del Hospital General a su sobrino Mamun, pero tiene presente que no diagnosticó nada grave, ni el martes ni el miércoles que fueron a verlo.<br />El jueves, Atik decidió buscar una segunda opinión en el INER. Llegaron caminando.<br /><br />"Mamun todavía hablaba cuando le sacaron sangre. Una hora después nos dice el doctor que estaba muy grave. Yo me quedé toda la noche ahí en el INER. La siguiente noche nos dicen, hay 95 por ciento de posibilidades de muerte", relata.<br /><br />El doctor preguntó a Atik si alguno de sus familiares tenía tos o fiebre. Únicamente Nova, su hermana de 24 años y quien le traía comida al hospital, presentaba síntomas. Debía ser hospitalizada, pero no había lugar en el INER.<br /><br />Mientras, Nova era trasladada al Hospital Belisario Domínguez, Mamun falleció.<br /><br />Era de madrugada del 18 de abril, 5 días antes de que se declarara la alerta epidemiológica.<br />Doctores del INER prometieron vacunas a la familia Hosain, si no podían conseguirlas por fuera. Y efectivamente, no encontraron.<br /><br />Cuando decidieron regresar al INER, se las cobraron a 150 pesos a cada una.<br />Pagar el costo de la vacuna fue lo de menos. Mientras Nova se recuperaba, Atik y su familia investigaban qué hacer para repatriar pronto el cuerpo de Mamun.<br /><br />Además, tuvieron que soportar la visita de un grupo de personas que se identificaron como funcionarios de la Secretaría de Gobernación.<br /><br />"Nos preguntaron qué pasó, en qué hospital murió Mamun, cuántos años tenía, cuanto tiempo vivió aquí. Me pidieron nuestros documentos, les traje el pasaporte, vieron los sellos, cuándo salí de India, cuándo salí de Bangladesh, checaron todo", reclama Atik.<br /><br />"Revisaron mis cosas, eran como 7 personas, 2 entraron a donde yo estaba, tomaron video, preguntando; otros dos subieron, otros dos se quedaron abajo".<br /><br />La familia desembolsó 46 mil pesos para que el cuerpo de Mamun llegara hasta Tangail, donde las instituciones de salud pública querían quedárselo, porque ya se sabía que traía el virus de la influenza humana.<br /><br />Para calmar las cosas, la madre de Atik, quien reside en Tangail, compró un cordero. Era la ofrenda que hacía a Alá para proteger a los Hosain de la epidemia.silvielenahttp://www.blogger.com/profile/08263864604520523822noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5029276311079311682.post-66162713561757169522009-11-25T16:28:00.000-08:002009-11-29T11:11:54.697-08:00Atemporalidades<div style="text-align: center;"><br /></div>Hace como dos meses me puse un <i>piercing</i> en la nariz. Desde hace mucho tiempo pensaba que se me vería bien. Me veía en el espejo y examinaba el punto exacto -o la peca exacta- donde tendría que estar el brillo metálico. No es el primer <i>piercing</i> que me hago. Cuando inicié la universidad me hice uno en el ombligo -que aún conservo- lo que provocó que mi mamá me dejara de hablar por algunos días y amenazara todo el tiempo con quitármelo, sin llegar a ser un verdadero riesgo. <div style="text-align: center;"><br /></div><div>Un sábado fui a Dermofilia, un establecimiento donde hacen <i>piercings</i> y tatuajes en Coyoacán, sobre Miguel Ángel de Quevedo, y que por cierto, tiene el aval de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios colgado de la pared. Dije que quería hacerme una perforación en la nariz y de inmediato me enseñaron los modelos. Costaba 250 pesos, con todo y el arete y el muchacho hacía un cálculo de las dimensiones de tu rostro para saber exactamente dónde ponerlo. La terminación de la ceja era un margen clave.</div><div style="text-align: center;"><br /></div><div> Me armé de valor y dije "ahora o nunca". Pasé a una especie de "consultorio", en donde me enseñaron una aguja esterilizada, muy gruesa, que atravesaría la piel de mi nariz hasta juntarse con los pelos de mi fosa nasal derecha. No me dolió mucho. Salió un poco de sangre y una lágrima de mi ojo y ya tenía el arete puesto.<i> </i></div><div><br /></div><div><img src="http://3.bp.blogspot.com/_s9N9LoZFG8s/SxLGnEwq90I/AAAAAAAAABI/aTizpAs_ck0/s320/DSC00436.JPG" style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 320px; height: 240px;" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5409604477020469058" /></div><div><br /></div><div>Dos semanas después, mi hermana , que estudia en Helsinki, me contactó por Skype. Mi mamá rondaba la computadora en ese momento y gritó que me habia hecho un <i>piercing</i>, lo que me hizo acercar mi nariz a la cámara web para que mi hermana pudiera verla desde el otro lado del mundo. "¿Qué, te sientes adolescente?", dijo mi hermana en tono burlón, sin llegar a ser un comentario ofensivo. La pregunta quedó rondando en mi mente. "¿Me siento adolescente?", por supuesto que no. Pero supongo que hacerse un <i>piercing</i> es una actividad relacionada más con gente más joven que yo. </div><div><br /></div><div>Salvo a un viaje que me mandó el periódico a Estocolmo por 4 días, yo no conozco Europa. Una vez, vacacionando en las playas nayaritas, mi novio dijo que si no fuiste a Europa a los 18 años, después no la vas a disfrutar igual. Quizás tenga razón, pero relaciono su comentario con el del <i>piercing</i>. ¿Es más valioso hacerse un <i>piercing</i> en la adolescencia que a los veintitantos? El más vale tarde que nunca pierde todo sentido...</div><div><br /></div><div>Me resisto a creer en los límites de tiempo con los que tengo que lidiar todos los días en el periódico, los <i>deadlines</i> para entregar mis notas. "¿Cuándo te casas?", me preguntan con frecuencia, haciendo más alusión a mi edad que a mi relación amorosa. A lo mejor llego soltera a mis 40 años y entonces se me ocurre casarme. "¿Qué, te sientes veinteañera?", sería la pregunta obvia. </div><div><br /></div><div> </div><div><br /></div><div><br /></div><div><br /></div><div> </div>silvielenahttp://www.blogger.com/profile/08263864604520523822noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5029276311079311682.post-263835208455242682009-11-14T16:59:00.000-08:002009-11-30T17:40:05.805-08:00El niño del tambor<div style="text-align: center;"><br /></div><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">Era diciembre de 2002. Capi nos había insistido en que lo acompañáramos al Centro a comprar un yembe, un tambor africano que se toca con las manos. Una canción de Safri Duo -un grupo danés de música electrónica- que en ese entonces ponían en todas partes, había despertado en la mente de Capi la necesidad de ir a comprar un yembe, el cual pensaba aprender a tocar solo. Por supuesto nunca lo hizo.</span><div><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">El yembe fue el centro de atención uno o dos meses, luego se convertiría en un ornamento más de su recámara, que seguramente utilizó más como buró que como tambor. Un par de años más tarde a Capi le metió en la cabeza que necesitaba una motocicleta. Y dicho y hecho, adquirió una, la cual llevaba a mi casa y me alentaba a manejarla, cosa que nunca pude hacer.</span><div><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">Nosotros íbamos a comprar el yembe o a verlo manejar su moto por el puro gusto de pasar un buen rato entre amigos. Lo mismo era comprar un yembe que ir a su casa a las posadas organizadas por su madre, que más allá de ponernos a cantar la letanía y romper la piñata, nos "invitaba" a rezar junto con otras señoras que como ella, eran muy arraigadas a la fe católica. </span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br /></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">Aprovechábamos el invierno para ir a Coyoacán a comprar regalos navideños, </span><i><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">hippies </span></i><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">pero baratos, alcanzables para estudiantes universitarios a los que no les importaba regalarle un troll de pelo naranja a su mamá o comprar un "atrapasueños" o un cuarzo como regalos de intercambio. </span><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br /></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">No sé qué pasó con el yembe o con la moto. Tampoco sé muy bien qué pasó con un perro que Capi tuvo después de la motocicleta y que al igual que los otros dos artículos, captó la atención en casa de Capi por algunos meses, quizás un par de años. Desde esos momentos en los que cualquier pretexto era bueno para verse -podía llamar un miércoles a mi casa para que mi hermana y yo fuéramos a disfrutar de la chimenea de su casa o llevarme a desayunar después de entrenar volibol- los encuentros se hicieron más complicados, más pausados. </span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br /></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">La última vez que lo vi fue hace un mes, el día de su boda. Me dio gusto verlo tan contento, embobado en su esposa, bailando, brindando, pensando en su vida por delante, y en sus recuerdos con ella, que destellaban en un video que se proyectó a la mitad de la fiesta. Imágenes de los novios desde 2003.</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br /></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">Él sonreía, besaba a su esposa, reflexionaba al lado de sus padres y suegros. Ignoro cuántas cosas se le habrán venido a la mente ese día. En la mía estaba clara la imagen de diciembre de hace ocho años, cuando por el puro gusto de vernos, fuimos al Centro a comprar un yembe.</span></div><div><br /></div><img src="http://1.bp.blogspot.com/_s9N9LoZFG8s/SxRztTQZ1JI/AAAAAAAAABg/4fCJEBwAvao/s320/ni%C3%B1o.jpg" style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 240px; height: 320px;" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5410076274479191186" /></div></div>silvielenahttp://www.blogger.com/profile/08263864604520523822noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5029276311079311682.post-12288405117966450982009-11-13T16:59:00.000-08:002010-01-11T18:09:23.823-08:00Retos personales<div style="text-align: left;"><span style="font-size: medium;"><span style="font-family: georgia;">Abrir mi blog era uno de mis propósitos de Año Nuevo... 2008, creo. Sí. Me tomó 23 meses pasar del dicho al hecho, pero por fin me metí a blogger.com y </span></span><i><span style="font-size: medium;"><span style="font-family: georgia;">voilá</span></span></i><span style="font-size: medium;"><span style="font-family: georgia;">, el blog se había formado. Mientras el cursor parpadeaba en la pantalla vacía, como diciéndome que abrir la cuenta de blog no era suficiente para cumplir con mi propósito de año nuevo (viejo), recordé una anécdota, de esas de las que alguna vez dije "esto tiene que estar en mi blog". Es uno de esos fragmentos de historias a los que uno se expone todos los días.</span></span><br />
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</div><div style="text-align: left;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;">En algún momento entre enero de 2008 y el presente, me encontraba usando la línea 3 del metro, con dirección a Universidad. No recuerdo bien la hora, pero debían ser más de las 3:00 de la tarde. Seguramente fui a cubrir algo para el periódico en la mañana y ya iba de regreso a la redacción. El vagón no iba lleno, pero me había tocado permanecer de pie, detenida de un tubo metálico. Había suficiente espacio entre los usuarios, lo que hacía que los vendedores ambulantes pudieran pasar entre la gente sin complicaciones.</span><br />
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</div><div style="text-align: left;"><span style="font-size: medium;"><span style="font-family: georgia;">Llamó mi atención un muchacho de entre 20 y 25 años de edad con alguna discapacidad intelectual. Como yo, él también iba de pie. Sobre el piso, entre sus piernas llevaba un par de bolsas del mandado. Lo primero que me vino a la mente fue cómo podía alguien haberle encomendado hacer las compras solo y si él estaría consciente de dónde estaba y a dónde iba. Lo miraba, él se reía, parecía tener la mirada perdida.</span></span><br />
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</div><div style="text-align: left;"><span style="font-size: medium;"><span style="font-family: georgia;">Casi al llegar al metro Balderas, el muchacho se acercó a una anciana de cuya presencia yo no me había percatado sino hasta entonces. De momento pensé que el joven iba bajo el cuidado de la anciana. En realidad se cuidaban mutuamente.</span></span><br />
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</div><div style="text-align: left;"><span style="font-size: medium;"><span style="font-family: georgia;">Ella iba sentada y también llevaba bolsas del mandado. Él se acercó para recordarle, más con gestos que con palabras, que próximamente tenían que bajar.La señora, que bien podía ser su abuela, se levantó y siguió al muchacho hasta las puertas del vagón, que abrieron luego de que el tren se detuvo por completo. </span></span><br />
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</div><div style="text-align: left;"><span style="font-size: medium;"><span style="font-family: georgia;">El muchacho pudo haber bajado primero, pero cedió el paso a la anciana, gesto que ella agradeció. Entre varios usuarios que esperaban abordar la unidad, el muchacho se resistía a bajar del vagón. Su rostro reflejaba pánico. Cruzar del vagón al andén era quizás el mayor reto del día. </span></span><br />
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</div><div style="text-align: left;"><span style="font-size: medium;"><span style="font-family: georgia;">Cuando yo era niña tenía un temor incomprensible por las escaleras eléctricas. Pasar del escalón al piso firme era una sensación tan poco placentera que rayaba en la angustia. Pero además me daba vergüenza que los demás se dieran cuenta de mi miedo, de tal manera que debía disimularlo. Algo así tuvo que haber sentido este chico. Primero llevó a la anciana al lugar seguro -el andén- antes de resolver su situación. </span></span><br />
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</div><div style="text-align: left;"><span style="font-size: medium;"><span style="font-family: georgia;">El joven con discapacidad cerró los ojos, juntó sus manos y respiró profundamente. De pronto, se trasladó al andén con un pequeño salto. Cuando abrió los ojos, sonrió. Cumplió con auxiliar a su abuela con el mandado, la cuidó durante el camino y él, estaba sano y salvo.</span></span><br />
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</div><div style="text-align: left;"><span style="font-size: medium;"><span style="font-family: georgia;">El salto que dio él hace unos meses, lo estoy dando yo hoy. Disfruten el blog.</span></span><br />
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